
En la peça que dóna títol al llibre, apareix una biblioteca particular, la d’un farmacèutic anomenat Bandrés, que està ordenada de “forma pulcra y metòdica”. El narrador explica que Bandrés “de cada ejemplar que poseía rellenaba una ficha con la descripción del volumen y algún que otro comentario personal. Cuando se trataba de un libro antiguo, anotaba también la cantidad que había pagado por él y los distintos precios que había ido alcanzando en posteriores catálogos”.
El farmacèutic era una enamorat de la lectura i anava cada dijous a la ciutat a comprar llibres.
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